Linajes maternos – las madres de las madres de nuestras madres

Decía mi primo Gerardo que con estas investigaciones genealógicas acabaríamos llegando hasta Atapuerca, el yacimiento arqueológico donde se han encontrado restos del Homo Antecessor de alrededor de un millón de años. La verdad es tan lejos no hemos llegado pero, gracias a los análisis genéticos, sí que tenemos una idea de por dónde vinieron los linajes maternos de nuestras tatarabuelas desde África hace miles de años.

Como hoy es el dia de la madre, no hay mejor ocasión para hablar de los linajes maternos y la herencia genética que recibimos a través de las madres: el ADN mitocondrial, un material genético que los hombres y las mujeres recibimos de las madres pero que sólo transmiten las mujeres a sus hijos.

Por ejemplo, yo he heredado el genoma mitocondrial de mi madre, que lo heredó de su madre y esta de la suya (mi bisabuela), pero yo no se lo transmitiré a mis hijos, que lo recibirán de su madre.

El ADN mitocondrial es un conjunto de rasgos genéticos que recibimos de nuestras madres y que cambia muy poco de una generación a otra.

En esta imagen de la Sociedad Internacional de Genealogía Genética, se muestra la transmisión del ADN Mitocondrial (mtDNA) por la línea materna, dibujada en el clásico rosa…

Es una curiosidad sin mayor transcendencia pero, al hacer las pruebas del genoma humano de National Geographic que comenté en otra entrada, me salió una variedad del ADN mitocondrial denominada «H-G16129A!» (haplogrupo H, con una mutación específica). Como ese rasgo genético se hereda de las madres, todos los miembros de la familia que compartamos el mismo linaje materno, compartiremos también este rasgo desde hace miles de años.

En nuestro caso, lo tenían la abuela Dolores y la abuela Pilar que lo heredaron de su madre y de su abuela. Todos los hijos de Dolores y Pilar lo heredaron pero sólo sus hijas se lo han transmitido a sus nietos.

Nuestros primos del neolítico

Desde hace años se están haciendo pruebas genéticas de los restos humanos encontrados en diferentes yacimientos arqueólogicos. Esto permite conocer mejor cómo se vivía en esas sociedades, los movimientos migratorios, etc. Este mapa muestra una estimación de la ruta que pudieron seguir nuestras antepasadas del haplogrupo H desde África hasta Europa.

Estimación de la ruta seguida las poblaciones prehistóricas de las que descienden los portadores del haplogrupo H en Europa

A pequeña escala, estos datos nos pemiten saber quiénes fueron, por así decirlo, nuestros primos de la prehistoria: personas que vivieron hace miles de años y con los que sabemos que tenemos un antepasado común (o que incluso podrían ser ascendientes directos nuestros).

Por ejemplo, en el yacimiento neolítico de Alburg, se han encontrado varias tumbas en una de ellas estaba enterrada una mujer cuyo ADN mitcondrial coincidía con el nuestro: H-G16129A!

¿Será una de nuestras tatarabuelas lejanas de hace cuatro mil años? ¿O será una prima con quien compartimos una antepasada común? Nunca lo podremos saber. Seguramente miles o millones de personas que vivan en la actualidad tendrán bastantes posiblidades de ser descendientes de cualquier persona que viviera en Europa en esa época a través de los linajes maternos. La diferencia en que nosotros sabemos que tenemos una relación familiar con esta persona en concreto.

Ubicación del yacimiento neolíticode Alburg y fotografías de algunas de sus tumbas.
Fuente: https://www.biorxiv.org/content/10.1101/863944v1.full

Es posible la mayoría de los habitantes de Europa están emparentados con los habitantes del neolítico pero nosotros sabemos a ciencia cierta que somos familiares de una mujer que vivió cerca del Danubio hace 4.000 años.

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