Historias de la familia |
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La boda de Carlos y Dolores

Mis abuelos, Dolores Ramón Llera y Carlos Magariños García, se casaron el 16 de enero de 1936 en la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, en la calle de San Bernardo, en Madrid. De esa boda se conservan documentos oficiales como el certificado de matrimonio eclesiástico, así como un documento personal muy interesante: una carta que escribió mi bisabuelo Juan Ramón Vidal (el padre de la novia) a su hermana Nacimiento Ramón Vidal.
En la carta, además de los contrayentes, se menciona a las siguientes personas:
- Carmen Llera Gutiérrez, esposa de Juan Ramón Vidal y madre de Dolores.
- Emilio Ramón Vidal, hermano de Juan y de Nacimiento).
- Pilar Ramón Llera, hermana de Dolores, se casaría después de la guerra con Antonio Magariños García.
- Ignacia García del Pozo, madre de Carlos Magariños García, el novio, y que moriría pocas semanas después.
- Manuel Magariños Mera, padre de Carlos. Había muerto en 1912 y la carta menciona que, después de la boda, los novios fueron a visitar su tumba.
- Antonio Magariños García, hermano del novio. Se casaría después de la guerra con Pilar Ramón Llera, hermana de Dolores, la novia.
- Perpetuo Espejo, párroco de Cobeña, que se desplazó a Madrid para celebrar la boda.


El texto de la carta dice así:
Juan Ramón Vidal
Secretario de Ayuntamiento
Cobeña
(Madrid)
17 de Enero de 1936
Querida Nacimiento: Anoche a las diez, regresamos de Madrid después del acto de la boda de dolores, que resultó maravilloso. Fue un día de emociones que yo no sé cómo lo resistí. El día antes del acto me dijo Dolores que su gusto sería que yo comulgase con ellas aquí. Y antes de las siete de la mañana nos encaminamos a la Iglesia todos muy silenciosos y bajo la impresión del acto que íbamos a realizar. Por el ruido que se producía en la Iglesia, al volverme, observé que todas lloraban y yo empecé a hacer lo mismo. En estas condiciones me arrodillé ante el confesionario y tan embargado me tenía el llanto que solamente podía contestar “sí” o “no” a las preguntas del confesor.
A las ocho menos cuarto vino un coche de Madrid, en el que fuimos los padres con las dos hijas, y los demás en el coche de línea. Nos condujo el nuestro a la casa de unos amigos en donde se encontraba la ropa exterior de boda de Dolores y a cuya casa volvió a recogernos a las once menos cuarto para conducirnos a la Iglesia. Aunque el día estuvo muy desapacible por el agua que caía, hubo una enormidad de gente que llenaba el recinto y yo subí al altar mayor cogido del brazo de mi hija y detrás Carlos con su madre. Nos arrodillamos en cuatro reclinatorios y empezó la ceremonia por el mismo sacerdote de aquí que los fue a casar a Madrid. Durante ella nos sacaron una porción de fotografías y terminado el acto nos tiraron también unas placas en la sacristía.
Después se marcharon los novios con sus madres a una fotografía, aquellos con el mismo auto que nos condujo de Cobeña y la madre de Carlos y mi hermano, en un taxi y después de retratarse los recién casados, fueron a depositar el ramo de flores preciosas que llevaba Dolores, sobre la tumba del padre de Carlos.
A las dos de la tarde fue el banquete, que por el número y calidad de los concurrentes resultó muy brillante. También allí fuimos perseguidos por los fotógrafos, que sacaron una enormidad de planos. Cuando llegue a nuestras manos alguna de ellas, ya te mandaremos. De las de la Iglesia llevaron casa por la tarde una copias que me gustaron y encargue nueve a cinco pesetas cada una. Dijeron que las llevarían más tarde a la casa de la madre de Carlos, pero hasta las ocho que salimos Carmen y yo de allí, no habían llegado. No sé si me habrán timado. En la boda estuvieron Antonio y Emilio, que gozaron mucho.
Hoy estamos de preparativo para dar aquí una comida a los jornaleros de casa. Los novios salieron las siete de viaje. No salimos a despedirlos por ahorrarnos esta emoción más.
De Cobeña no se invitó más que a los quince o veinte familiares y de más intimidad y en el banquete fuimos 118 según la nota de cubiertos que pagué.
Todos salieron muy satisfechos y mucho más por ello, nosotros.
Recuerdos y un beso a tus pequeñas. Recibe un abrazo de tu hermano,
Juan Ramón
Otro documento que se conserva de la boda es el certificado de matrimonio. Es curioso que la boda se celebró en Madrid pero, al ser el celebrante párroco de Cobeña, ésta quedo oficialmente registrada en el registro de Cobeña y no en el de Madrid.

Y esta la foto de su boda que mis abuelos tenían en su casa.
